Creando un emprendimiento en medio de una pandemia, Samantha Rodríguez, con tan solo 23 años, dio vida a Azulam, un proyecto que nació de la necesidad y la pasión por encontrar ropa linda en un momento en el que la gente no podía salir tan fácilmente de sus casas. Durante esos tiempos inciertos, Sam no solo vendió ropa, sino que encontró la manera de conectar con sus clientas a través de experiencias únicas. Sus empaques decorados con flores y un botón, que forman parte de un ingenioso sistema de lealtad, han hecho que cada compra sea un regalo especial.
Azulam no es solo una tienda, es una comunidad que ha crecido en Guadalajara, gracias al esfuerzo, la dedicación y la energía de Sam, quien siempre está en busca de esa prenda que haga sonreír a quien la use. Sin embargo, como toda emprendedora, también ha tenido que aprender a poner límites, a decir "no" cuando es necesario, y a equilibrar su vida personal con el creciente éxito de su marca.
¡Muchas gracias Samantha por ser nuestra Mujer Tezzalli!